Buscar clientela potencial es una tarea ardua y que consume muchos de nuestros esfuerzos comerciales. Como empresas pequeñas tenemos recursos limitados y la mejor manera de aprovecharlos de forma eficiente es identificar previamente a nuestr@ client@ ideal.
Hace poco, en una entrevista con una pequeña empresa que está buscando ampliar su cartera de client@s me comentaba que su objetivo eran las empresas de cualquier tamaño y sector.
Sin embargo, realizar una actividad comercial dirigida a un espectro tan amplio es mucho más difícil de gestionar y de predecir sus resultados.
El proceso de búsqueda de clientela potencial debiera empezar por un proceso interno de introspección: dentro de nuestra cartera, cuáles son las empresas más fidelizadas, aquellas que recurren a nosotr@s de forma periódica, aquellas a las que servimos mejor.
Sin olvidar, aquellas empresas a las que estamos deseando hacer una visita. Aquellas empresas a las que llamamos simplemente para ver qué tal les va, porque nos interesan de verdad, porque las personas que las componen nos gustan, nos “caen bien”, empatizamos con ellas, y por ello, damos lo mejor de nosotr@s mism@s.
Es con esas empresas con las que lograremos una conexión que nos permita trabajar conjuntamente para lograr sus objetivos y los nuestros.
Imaginemos nuestra cartera comercial del futuro. A quién queremos seguir visitando durante muchos años.
Las empresas que la componen son nuestra clientela ideal
Para lograr esa cartera es para lo que trabajamos ahora. Por ello, definir lo más concretamente posible esa clientela ideal, realizando categorías, no solo acerca de tamaño, sector o área geográfica, si no por intereses comunes, valores empresariales y personales, nos ayudará a ser más eficaces manejando nuestros recursos y también… más felices.