Cuando nos dedicamos a un negocio con actividad de tipo productivo, las cosas son un poco más complicadas que si nuestra empresa se dedica a prestar servicios.
Normalmente, si hay producción, el activo del negocio se incrementa.
Nos obliga a tener inmovilizado material y/o inmaterial para afrontar el proceso productivo. Y no todo se puede adquirir mediante renting.
Debemos también hacer acopio de existencias, materias primas y embalajes.
Y la mayoría de las veces financiar a nuestros clientes que no nos pagan al contado, sino que, en el mejor de los casos lo hacen a 30 o 45 días.
Por otra parte, sobretodo en los inicios, no solemos conseguir que los proveedores nos den las mismas facilidades para el pago que las que damos nosotros a nuestros clientes.
Todo lo anterior, se traduce en una necesidad de capital muy superior a la que puede tener una empresa de servicios.
Es muy importante, definir la necesidad de capital necesaria para acometer las inversiones. Esto es bastante fácil de calcular y, en general, susceptible de ser financiada por cualquier entidad financiera. Pero igual de importante es saber cuál es la necesidad de capital ,que llamamos fondo de maniobra, que nos permite cubrir el proceso productivo desde el acopio del material hasta el cobro al cliente. Este circulante de tipo estructural, debería cubrirse también con fondos a largo plazo.
En ocasiones el incremento de la producción y por consiguiente de las ventas por encima de lo presupuestado inicialmente hace que se incremente a su vez la necesidad de este circulante estructural. Si no atendemos a esta circunstancia, podemos vernos en una situación de falta de liquidez que nos impida atender al crecimiento de nuestra empresa. Será tarea de la gerencia o la dirección financiera que esto no suceda.