¿Cuántas veces has reaccionado de forma inadecuada a causa de un enfado?
¿Has experimentado temporadas en las que la preocupación laboral te impedía disfrutar de tu familia?
¿Te has sentido paralizado/a por el miedo, incapaz de pensar o poner en marcha las medidas necesarias para afrontar la situación?
La gestión emocional es una cuestión importante en el mundo empresarial.
Afecta a la comunicación entre departamentos, a las relaciones con la clientela, a nuestra salud. .. Mindfulness desempeña un papel principal en esta tarea. Por ello, cada vez son más las empresas que solicitan un taller, charla o curso de Mindfulness orientado a mejorar la gestión de las emociones intensas.
La primera cuestión que abordamos en estos talleres es la identificación de las emociones. En general, no tenemos la habilidad de reconocer nuestras propias emociones. No sabemos si lo que sentimos es miedo, rabia,…solo percibimos el malestar y queremos deshacernos rápidamente de él.
¿Por qué estamos tan desconectados/as de nuestras emociones?
- Primero, porque vivimos desconectados/as del cuerpo. En el cuerpo experimentamos sensaciones provocadas por nuestras emociones y esas sensaciones pueden ser una buena pista para identificar que emoción está a punto de “secuestrarnos”. Por ejemplo, la rabia se refleja en la parte superior del cuerpo en forma de tensión en los brazos, la zona de conexión con los hombros, la parte superior de la espalda. El miedo, en forma de presión en el pecho o en el estómago, “mariposas” en el vientre, se acelera el corazón. Si no sabemos con qué estamos tratando difícilmente podremos gestionarlo adecuadamente.
- Segundo, porque calificamos a las emociones como positivas o negativas y nos pasamos la vida tratando de buscar las positivas. Las emociones son todas útiles. La rabia nos dota de la energía necesaria para defender lo que consideramos justo, el miedo está ahí para protegernos, la tristeza es imprescindible para superar un acontecimiento incuestionable como es el fallecimiento de un ser querido…. Por ello, no se trata de luchar contra ellas, evitarlas o rechazarlas sino de estudiarlas todas con aceptación para poder evitar que se queden enganchadas formando parte de nuestro estado de ánimo o nuestra forma de ser.
Somos seres emocionales y no podemos evitarlo. Las emociones nos afectan en la toma decisiones, en las relaciones personales, y tienen el poder de hacernos reaccionar automáticamente, no siempre de la forma más adecuada para nuestros intereses. Gestionarlas adecuadamente influirá directamente en nuestro desempeño laboral y personal y en nuestra eficiencia. Además, entender nuestras emociones, nos ayudará a comprender a los/as demás. La práctica de Mindfulness nos ayuda a desarrollar estas habilidades esenciales. ¿Si vivieses en una isla que se inunda con cada subida de marea, acaso no aprenderías a nadar?