El concepto micropymes agrupa un grupo muy heterogéneo de empresas. Desde la empresa constituida únicamente por una persona autónoma, con pequeña facturación anual, hasta empresas con 10 personas en plantilla y 2 millones de euros de facturación. Siendo un grupo de empresas tan dispar, todas ellas enfrentan los mismos problemas. Sin embargo, también les darán distintas soluciones acordes a sus necesidades.
Para este tipo de empresas, es muy difícil incorporar perfiles profesionales en cada una de las distintas áreas de la empresa. No podemos tener una persona especialista en el área laboral, otra en fiscalidad, una en dirección financiera, otra en gerencia, un departamento comercial y un servicio de prevención de riesgos, etc. Porque entonces, ¿quién “trabaja”?
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Ventajas y desventajas de ser una micropyme
Todo esto tiene, inevitablemente, ventajas y desventajas que analizaremos a continuación.
Entre las ventajas de ser una micropyme podemos destacar las siguientes:
- Capacidad de reacción ante las dificultades que surgen en el proceso.
- Estructura más ligera y con menos costes fijos.
- Rapidez de adaptación a las exigencias cambiantes del mercado.
- Posibilidad de prestar un servicio más alineado con las necesidades de la clientela.
- Capacidad de trabajar más “a medida”.
En resumen, somos más agiles y ligeras con los servicios que prestamos. Pero, por otro lado, la contrapartida también es evidente:
- Menor capacidad para negociar precios, tanto con la clientela como con los distintos proveedores.
- Dificultades para incorporar personal cualificado.
- Complicaciones para obtener financiación y problemas para cumplir con el creciente número de exigencias laborales, legales y fiscales.
Razones para externalizar servicios
La solución suele pasar por externalizar parte de estas labores en empresas especializadas. Externalizar nos ayuda a mantener las ventajas de las que hablábamos al principio en agilidad y menor estructura de costes fijos.
Pero también a contrarrestar una de las desventajas: la dificultad de atender a los crecientes requerimientos normativos, tanto mercantiles como laborales o fiscales. Esto permite a las empresas focalizarse en su labor productiva.
Cómo adaptar las micropymes a las nuevas tecnologías
La adaptación a las nuevas tecnologías es otro de los grandes retos a los que se enfrentan las pymes. En un mundo globalizado y digitalizado, no podemos seguir “chupando” la punta del lápiz para elaborar un presupuesto. Es imprescindible incorporar soluciones tecnológicas que nos permitan dar solución a los problemas de nuestra empresa y también a las circunstancias de nuestra clientela. Y, evidentemente, no podemos obviar formar al personal de la empresa en ese ámbito.
Las micropymes tenemos muchos retos que debemos saber afrontar en un entorno tan cambiante como este. De nuestra capacidad para adaptarnos a los cambios y de cómo afrontemos los retos dependerá nuestro crecimiento e incluso nuestra permanencia. Toda una tarea para la que buscar personas aliadas que sean afines a nuestra empresa.